CHILE: TAMBIEN CON UNA NUEVA MINISTRA DEL AMBIENTE

El presidente electo de Chile, Sebastián Piñera, anunció el gabinete de su próximo gobierno. En el ministerio del ambiente designó a María Ignacia Benítez, una ingeniera química, sin actuación partidaria y que en los últimos años trabajaba con empresas desde una consultora en gestión y evaluación ambiental. Ese ministerio fue creado por el anterior gobierno, de la coalición Concertación por la Democria, de centro-izquierda. En cambio, Piñera, quien es un multimillonario empresario, representa la llegada de la centro-derecha, y es acompañado por un gabinete con alto perfil técnico y empresarial, y no tanto político.
La nueva ministria, María Ignacia Benítez, es calificada por la prensa chilena como una independiente simpatizante de la UDI, e integrante por ese partido de uno de los consejos regionales metropolitanos en Santiago. Entre 1986 y 1990 trabajó en temas ambientales en la Secretaria Regional de Planificación y coordinación de la región Metropolitana, y desde 2005 a 2007 ocupaba un cargo en finanzas en la empresa consultora Gestión Ambiental Consultores (GAC). Es ingeniera civil química por la Universidad de Chile, y su trabajo reciente es calificado como gestora de proyectos, incluyendo sus evaluaciones ambientales y la tramitación de los permisos.
Las reacciones ante la designación acuerdan en reconocer las capacidades técnicas de la futura ministra, pero hay dudas por las vinculaciones con empresas privadas desde su anterior trabajo, y en especial con las del sector energía.
El integrante de la mesa directiva del Partido Ecologista, Félix González, recuerda que Benítez “participó activamente como operadora en el estudio de impacto ambiental de la central térmica Punta Alcalde, de Endesa, que se pretende desarrollar en Huasco, en la Tercera Región, mientras que lidera, al mismo tiempo, la tramitación de la Central Térmica Cruz Grande, de la Compañía Aceros del Pacífico (CAP) en La Higuera, en la Cuarta Región”. Estos dos proyectos desataron fuertes rechzados por sus impactos ambientales.
En este sentido, el gobierno de Piñera parece repetir problemas de las anteriores administraciones de la Concertación, donde las secretaría también eran ocupadas en muchos casos por personas que provenían del mundo empresarial.
Varios líderes de organizaciones ciudadanas sostienen que la futura ministra debería renunciar a los vínculos con los grandes grupos empresariales, ya que ella los tendrá que fiscalizar. Preocupan en ese sentido la marcha de emprendimientos energéticos, como la represa de Hydroaysén o las centrales nucleares, ya que hay muchos en el nuevo gobierno de Piñera que están a favor de seguir ese camino.
Además, esta nueva minisitra debería ser la encarga de poner en marcha la nueva institucionalidad ambiental que fue aprobada recientemente en Chile, y sobre el cual todavía hay algunos componentes pendientes (comentados en un anterior post – aquí).
La designación de una mujer en esta secretaría se acerca en ese sentido a la nueva ministra en Bolivia, pero obviamente las opciones políticas son muy distintas.
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