CIUDADANIAS AMBIENTALES Y META CIUDADANIAS ECOLOGICAS

Las relaciones entre «ciudadanía» y ambiente se han vuelto un tema candente en los últimos tiempos. Existen varios programas gubernamentales y proyectos de muchas ONGs que promueven distintas formas de «ciudadanía ambiental», tales como programas contra la basura urbana o el consumo responsable.
Simultáneamente, en varios conflictos ambientales aparece una crítica sobre la cobertura de los derechos ciudadanos. Esto se debe a que muchas personas afectadas por impactos ambientales consideran que sus derechos ciudadanos no se respetan, y en ello ven responsabilidades tanto de las empresas como desde los Estados.
Varios de estos temas son analizados en una revisión que preparé meses atrás, y que es parte de una línea de reflexión más amplia, que aborda la problemática de los derechos y deberes ciudadanos y la justicia, frente a los temas ambientales.
Esas primeras ideas han aparecido ahora como un capítulo en un libro que se acaba de publicar por la Universidad de Guadalajara (México), bajo la coordinación de Javier Reyes y Elba Castro. Una versión un poco más amplia, con algunos otros detalles, acaba de aparecer en la revista sobre desarrollo y ambiente de la Universidad Federal de Paraná, en Curitiba (Brasil).
La primera parte de la revisión repasa los abordajes clásicos, donde al concepto de ciudadania convencional se le suma, o se la agrega, una dimensión ambiental. Esto remite a las posiciones convencionales de «ciudadanía ambiental«.
La segunda parte de la revisión alerta que en la medida que se avance en una visión más profunda y exigente de la dimensión ambiental, ello obliga a redefinir el concepto clásico de ciudadanía. Necesitamos por lo tanto un nuevo concepto que permite una mejor incorporación de la temática ambiental, y en ese sentido se comentan algunos intentos que persiguen ese objetivo.
El problema que aparece en ese esfuerzo es que esa incorporación de los aspectos ambientales siempre depende, y está asociada, a ambientes en particular. Por lo tanto, los conceptos alternativos de ciudadanía que se postulen por ejemplo para los ambientes de selva tropical, pueden ser distintos de aquellos generados en las praderas y sabanas. En efecto, al reconocer las mutuas y estrechas interacciones entre los grupos humanos y sus ambientes, esos nuevos conceptos serán fuertemente relacionales, y por lo tanto dependientes de cada ambiente ecológico. En la monografía se analizan algunos ejemplos de este tipo, tal como es el caso de la «florestanía» — la ciudadanía ambiental propia de la «floresta», el bosque tropical amazónico.
Se concluye que habrán múltiples conceptos alternativos de ciudadanía, dependiente de sus ambientes, del tipo de relaciones que allí se generen, y su historia. Para resolver esta diversidad de postula el concepto de «meta-ciudadanías ecológicas«: no es posible presentar una definición, y en realidad hay varios conceptualizaciones todas ellas más allá de la ciudadanía ambiental convencional, y dependerán de cada sitio y cada grupo.
Desde ya que estas son ideas en elaboración, y los comentarios y aportes son bienvenidos.
Los textos completos están disponibles en PDF:
- Capítulo en el libro publicado en México, 2009 – descargar…
- Artículo en la revista Desenvolvimento e Meio Ambiente, 2009 – descargar…
Meta-ciudadanías ecológicas
Gustavo Hernández
Mi renovada búsqueda de experiencias relacionadas al “Buen Vivir” me llevó la semana pasada a la isla de Cerdeña, lugar en donde pude visitar, entre otros, una experiencia de agro-turismo. Según la definición más generalizada, el agro-turismo es una forma de turismo “en la que la cultura rural es aprovechada económicamente para brindar diversas opciones de distracción”. La Unión Europea a través de su Fondo de Desarrollo Regional promueve un conjunto amplio de estas iniciativas en diversos países, y admite en su definición el predominante legado del concepto de “desarrollo sostenible” – ahora aplicado al turismo. En resumidas cuentas, “el turismo debe favorecer el crecimiento económico, la protección del medio ambiente, y un mayor progreso social (1). Aquéllos son los elementos claves en la noción europea dominante.
Más allá de la retórica de la cohesión social que aparece en el título mismo del documento ‘Estrategia de la UE para el Desarrollo Sostenible’, quiero llamar la atención sobre un elemento fundamentalmente ausente en la narrativa oficial: la identidad (léase cultura) como factor constitutivo y constituyente de lo que ha venido en denominarse el medio ambiente. Es decir, me interesa preguntar por el lugar o el rol del ‘medio ambiente’ en la construcción de una identidad colectiva – en su expresión más política, la construcción de una meta-ciudadanía. Haré una breve referencia a cierta experiencia italiana.
Cocina e identidad. Más que pura economía
Desde mi primera relación con estudiantes europeos de todos los países, me llamó la atención en el caso italiano la relación afectiva con ciertos productos fundamentales de su cocina. Esta percepción que tuve hace más de ocho años cuando realicé una maestría en derechos humanos, se confirmó cuando pude visitar, con amigos propios, un proyecto de agroturismo en Italia. Durante una extendida comida, mis acompañantes no dejaban de explicar el rol de cada producto en la construcción de sus vidas. La identidad social resulta pues indisociable de la cocina. Así me lo expresaban, repetidamente, mis acompañantes: “En Italia no podemos reunirnos sin la veneración por la cocina; y la cocina para nosotros es la base de nuestra identidad”; “cada ingrediente, cada producto, está estrechamente vinculado a nuestra infancia, a nuestra adultez, a toda nuestra vida”.
Descrita así, la experiencia aludida se aleja bastante de la visión hegemónica-oficial promovida por la Unión Europea. En primer lugar, en tanto que se aleja de una visión antropocéntrica en cuanto que reconoce, explícitamente, el rol constitutivo del medio ambiente en la fábrica de la identidad. Dicho de otra manera, el sujeto se constituye y es constituido (no de manera a priori) por el propio medio ambiente (distanciándose, en este sentido, de su pretendida atemporalidad – el Sujeto falo-logo-céntrico). En tal perspectiva, la visión descrita se acerca bastante a una ética bio-céntrica, en la cual resulta plausible brindar también derechos a la Naturaleza. En resumidas cuentas, en sus fundamentos, la experiencia aludida se acerca mucho al paradigma emergente del Buen Vivir en América Latina.
Meta-ciudadanías ecológicas
El concepto de meta-ciudadanías ecológicas fue introducido en América Latina para aludir a una reflexión más amplia, que aborda la problemática de los derechos y deberes ciudadanos y la justicia, frente a los temas ambientales. Un elemento central de esta reflexión consiste en la redefinición del concepto clásico de ciudadanía, de manera que permita una mejor incorporación de la temática ambiental. Tal re-definición, nos dice el uruguayo Eduardo Gudynas, siempre depende, y está asociada, a ambientes en particular. Por tanto, “al reconocer las mutuas y estrechas interacciones entre los grupos humanos y sus ambientes, esos nuevos conceptos serán fuertemente relacionales”. Tal es precisamente el caso de la ciudadanía que pude experimentar en una región de Italia, siempre dependiente, y estrechamente asociada, a un ambiente en particular. Dado que no es posible presentar una única definición, la refiero simplemente como una meta-ciudadanía.
(1) Turismo Sostenible como factor de Cohesión entre las regiones europeas. Comité de Regiones de la UE, Bruselas. Marzo 2006. Disponible en http://cor.europa.eu/en/Archived/Documents/008d3bd6-1fdf-411b-865c-a270d3e954d3.pdf
(2) Gudynas, Eduardo. Ciudadanías ambientales y meta-ciudadanías ecológicas. 24 Diciembre 2009. http://accionyreaccion.com/?p=176