EX MINISTRA DEL AMBIENTE DE BRASIL SALE DEL PT Y PASA AL PARTIDO VERDE
Pocos días atrás, la ex ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, anunció su alejamiento del Partido de los Trabajadores (PT) y su ingreso al Partido Verde. Esta movida tiene importantes impactos en la política brasileña y encierra varios mensajes sobre la política ambiental.
Silva, de 51 años, fue miembro del PT durante 30 años, se desempeñó destacadamante como senadora, y como ministra del ambiente, cargo que asumió en 2003, y que abandonó a mediados de 2008. A lo largo de su actividad en el gobierno de Lula da Silva, Marina Silva quedó envuelta en debates y enfrentamientos por temas ambientales con otros sectores del gobierno y de su propio partido, en especial los ministros de agricultura y energía.
Su gestión tuvo varios claroscuros, y los problemas ambientales más agudos de Brasil, como la contaminación urbana o la deforestación tropical, no lograron soluciones de fondo. Pero también existe un consenso en que Silva logró impedir problemas mas graves, y una desarticulación mayor de la institucionalidad ambiental brasileña. Asimismo, Silva contaba con una enorme simpatía y respeto desde las organizaciones ambientales, las que evitaban criticarla abiertamente a pesar del desencanto con la política ambiental del gobierno Lula, e incluso con algunas de sus medidas, como la desarticulación del IBAMA.
La historia personal de Silva explica en buena medida su carisma. Nació en un enclave de explotadores del árbol del caucho (seringa) en el estado de Acre, bajo condiciones de extrema pobreza. Se alfabetizó durante su adolescencia, trabajó en el seringal y como doméstica, integró comunidades eclesiales de base, y sufrió una heptatitis que le dejaron secuelas hasta el día de hoy. Esos problemas se sumaron a lo que más tarde se supo era una contaminación por metales pesados producto de tratatmientos médicos contra la leishmaniasis. A pesar de esa frágil salud, Silva logró entrar a la universidad y completó estudios en historia.
Su vida política se inició a mediados de los 8Os, desde el sindicalismo, participando en la fundación de la Central de los Trabajadores de Acre, junto a personajes como el líder seringueiro Chico Mendes. En 1985 ingresó al PT, pasando a ocupar cargos en el gobierno municipal y luego como diputada estadual. En 1995 asumió como senadora federal por Acre, y fue re-elegida en 2002.
A lo largo de su gestión ministerial en más de una ocasión quedaron en evidencia las discrepancias entre Silva y buena parte del gabinete federal, pero también la soledad en que la dejaba el presidente Lula. Entre algunos de los temas más debatidos se encontraban las evaluaciones de los transgénicos, la trasposición de aguas del Río San Francisco, el programa de lucha contra la deforestación, su resistencia frente a los monocultivos, y sobre el manejo del sistema de evaluación de impacto ambiental en manos de IBAMA. Para muchos ambientalistas, Silva era demasiado «blanda», y para otros ministerios era un obstáculo a los planes desarrollistas. Cansada de esas luchas, Silva finalmente renunció al Ministerio del Ambiente cuando el presidente Lula decidió no otorgarle la gestión de un mega-plan de desarrollo y conservación de la Amazonia.
Pero esta renuncia, ahora al Partido de los Trabajadores, tiene mayores implicancias ya que llega en en el inicio del ciclo electoral, y donde la fragilidad del PT es mayor. Este partido ha perdido otros legisladores, y se encuentra inmerso en fuertes críticas por la corrupción en el senado. El PT apoyó al presidente del senado, José Sarney, a pesar de las acusaciones de corrupción, lo que fue entendido como una renuncia mayor del partido a sus compromisos éticos. El desencanto con esas prácticas del PT es manifiesto en muchos militantes destacados.
Silva envió una carta de renuncia al presidente del PT donde indica que no existen condiciones para incorporar las cuestiones ambientales en las políticas públicas. La carta completa se presenta más abajo. Sus afirmaciones por momentos son contundentes, y constituyen otra prueba de las limitaciones y problemas reales que tienen los partidos de izquierda en abordar la temática ambiental. Silva ha declarado que la agenda social y democrática es importante, pero es necesario también abordar una de sustentabilidad, y asume que ello no puede hacerse en el PT, y sí en el Partido Verde.
La expectativa en el Partido Verde es que Silva sea su candidata a presidente. Y las encuestas y los analistas afirman que eso tendrá consecuencias sustanciales en la carrera presidencial brasileña dado los apoyos que reciba Silva. En estos pocos días, desde el Movimiento de los Sin Tierra (MST) a personalidades como Leonardo Boff, ya han declarado que la apoyarán, y ven en ella la verdadera continuación del proyecto del PT. Esto a pesar que el Partido Verde también tiene sus claroscuros, ya que tanto cuenta con figuras de gran peso como Fernando Gabeira o el músico Gilberto Gil, pero por otro lado, más allá de lo ambiental, su agenda política es incierta.
Si se concreta esa aspiración presidencial, los problemas para la candidata oficial de Lula, la ministra Dilma Roussef, aumentarán. Pero también implica que el debate electoral se ampliará, y los temas ambientales tendrán un peso mucho mayor. Un discurso de sustentabilidad desde el Partido Verde a su vez obligará a una respuesta en los demás partidos.
Carta de Marina Silva renunciando al Partido de los Trabajadores.
Caro companheiro Ricardo Berzoini,
Tornou-se pública nas últimas semanas, tendo sido objeto de conversa fraterna entre nós, a reflexão política em que me encontro há algum tempo e que passou a exigir de mim definições, diante do convite do Partido Verde para uma construção programática capaz de apresentar ao Brasil um projeto nacional que expresse os conhecimentos, experiências e propostas voltados para um modelo de desenvolvimento em cujo cerne esteja a sustentabilidade ambiental, social e econômica.
O que antes era tratado em pequeno círculo de familiares, amigos e companheiros de trajetória política, foi muito ampliado pelo diálogo com lideranças e militantes do Partido dos Trabalhadores, a cujos argumentos e questionamentos me expus com lealdade e atenção. Não foi para mim um processo fácil. Ao contrário, foi intenso, profundamente marcado pela emoção e pela vinda à tona de cada momento significativo de uma trajetória de quase trinta anos, na qual ajudei a construir o sonho de um Brasil democrático, com justiça e inclusão social, com indubitáveis avanços materializados na eleição do Presidente Lula, em 2002.
Hoje lhe comunico minha decisão de deixar o Partido dos Trabalhadores. É uma decisão que exigiu de mim coragem para sair daquela que foi até agora a minha casa política e pela qual tenho tanto respeito, mas estou certa de que o faço numa inflexão necessária à coerência com o que acredito ser necessário alcançar como novo patamar de conquistas para os brasileiros e para a humanidade. Tenho certeza de que enfrentarei muitas dificuldades, mas a busca do novo, mesmo quando cercada de cuidados para não desconstituir os avanços a duras penas alcançados, nunca é isenta de riscos.
Tenho a firme convicção de que essa decisão vai ao encontro do pensamento de milhares de pessoas no Brasil e no mundo, que há muitas décadas apontam objetivamente os equívocos da concepção do desenvolvimento centrada no crescimento material a qualquer custo, com ganhos exacerbados para poucos e resultados perversos para a maioria, ao custo, principalmente para os mais pobres, da destruição de recursos naturais e da qualidade de vida.
Tive a honra de ser ministra do Meio Ambiente do governo Lula e participei de importantes conquistas, das quais poderia citar, a título de exemplo, a queda do desmatamento na Amazônia, a estruturação e fortalecimento do sistema de licenciamento ambiental, a criação de 24 milhões de hectares de unidades de conservação federal, do Instituto Chico Mendes de Conservação da Biodiversidade e do Serviço Florestal Brasileiro. Entendo, porém, que faltaram condições políticas para avançar no campo da visão estratégica, ou seja, de fazer a questão ambiental alojar-se no coração do governo e do conjunto das políticas públicas.
É evidente que a resistência a essa mudança de enfoque não é exclusiva de governos. Ela está presente nos partidos políticos em geral e em vários setores da sociedade, que reagem a sair de suas práticas insustentáveis e pressionam as estruturas públicas para mantê-las.
Uma parte das pessoas com quem dialoguei nas últimas semanas perguntou-me por que não continuar fazendo esse embate dentro do PT. E chego à conclusão de que, após 30 anos de luta socioambiental no Brasil – com importantes experiências em curso, que deveriam ganhar escala nacional, provindas de governos locais e estaduais, agências federais, academia, movimentos sociais, empresas, comunidades locais e as organizações não-governamentais – é o momento não mais de continuar fazendo o embate para convencer o partido político do qual fiz parte por quase trinta anos, mas sim o do encontro com os diferentes setores da sociedade dispostos a se assumir, inteira e claramente, como agentes da luta por um Brasil justo e sustentável, a fazer prosperar a mudança de valores e paradigmas que sinalizará um novo padrão de desenvolvimento para o País. Assim como vem sendo feito pelo próprio Partido dos Trabalhadores, desde sua origem, no que diz respeito à defesa da democracia com participação popular, da justiça social e dos direitos humanos.
Finalmente, agradeço a forma acolhedora e respeitosa com que me ouviu, estendendo a mesma gratidão a todos os militantes e dirigentes com quem dialoguei nesse período, particularmente a Aloizio Mercadante e a meus companheiros da bancada do Senado, que sempre me acolheram em todos esses momentos. E, de modo muito especial, quero me referir aos companheiros do Acre, de quem não me despedi, porque acredito firmemente que temos uma parceria indestrutível, acima de filiações partidárias. Não fiz nenhum movimento para que outros me acompanhassem na saída do PT, respeitando o espaço de exercício da cidadania política de cada militante. Não estou negando os imprescindíveis frutos das searas já plantadas, estou apenas me dispondo a continuar as semeaduras em outras searas.
Que Deus continue abençoando e guardando nossos caminhos.
Saudações fraternas,
Marina Silva
el articulo demuestra que las propuestas ecolgicas van tomando fuerza en los pueblos del mundo