HACIA EL POST-EXTRACTIVISMO
Una mirada a los debates sobre el extractivismo minero y petrolero en los países vecinos muestra que los énfasis están cambiando. Las viejas discusiones sobre sus bondades o perjuicios están dando paso a la exploración de “transiciones” hacia otros ordenamientos productivos y económicos. Los nuevos debates se enfocan en discernir cuáles son las mejores transiciones postextractivistas.
En plena campaña electoral peruana, todos los candidatos presidenciales, excepto uno, consideran que se deberá regular de otra manera el extractivismo. Incluso el candidato de centro, Alejandro Toledo, anunció regulaciones ambientales para las mineras. En Ecuador está en marcha un debate que sorprenderá a muchos: Una moratoria de nuevas explotaciones petroleras en algunas zonas amazónicas. Se considera que sus perjuicios económicos, sociales y ambientales superan en mucho a los posibles beneficios por exportaciones y tributos.
Las enseñanzas de esos y otros casos indican que aquellas naciones que se adelantan en preparar esas “transiciones” lograrán las mayores ventajas. Aquellas que se atrasen, seguirán subordinadas a los mercados globales del futuro cercano. Como ejemplo de esta nueva actitud, 16 organizaciones y redes ciudadanas peruanas organizaron días atrás una intensa cadena de actividades, incluyendo una mesa redonda de debate sobre las transiciones, talleres para acordar preguntas clave que se presentaron a los partidos politicos, y un foro público donde represantes de esos partidos respondían.
Asimismo, las organizaciones ciudadanas acordaron una declaración final donde se parte de la necesidad de buscar “alternativas al extractivismo”, reclamando que Perú debe “comenzar a definir escenarios de transición”. Esta declaración es un paso muy importante en el contexto del debate electoral que está en marcha en Perú. La declaración final está disponible aquí…
Participé de la mesa redonda celebrada el Lima, el 23 de marzo, compartiendo ese espacio con el economista Humberto Campodónico, el abogado Alberto Barandiarán, y el antropólogo brasileño Ricardo Verdum, bajo la moderación de Alejandra Alayza. Todas las ponencias apuntaron en la misma dirección: la necesidad de establecer regulaciones sociales y ambientales sobre las prácticas extractivas. Pero esa participación también dejó en claro que el proceso de discusión peruano es vigoroso, a pesar que siguen enfrentando a amplios sectores de opinión que siguen estancados en los viejos reduccionismo de mercado.
Perú, como los demás países andinos, brinda muchos ejemplos que alertan sobre la necesidad de iniciar esas “transiciones” para salir del extractivismo exportador. Ha comenzado la caída en la disponibilidad de hidrocarburos y otros recursos naturales, de donde mu-chos consideran que lo más sabio es reducir sus exportaciones para priorizar un consumo doméstico más lento y prolongado. Se repite el aumento del precio de los alimentos, lo que pone en jaque al modelo reciente volcado a exportar unos pocos agroalimentos. Es más sensato diversificar la producción agropecuaria para asegurar la suficiencia alimentaria nacional. El cambio climático global, las nuevas restricciones ecológicas continentales y nacionales limitarán todavía más las opciones productivas, como por ejemplo el acceso al agua.
También se hace evidente que el alto grado de conflictividad social del extractivismo lleva a un agotamiento democrático, que hace necesario respetar canales de consulta y participación ciudadana. El camino extractivista actual es demasiado costoso, conflictivo y de dudoso beneficio económico, las “transiciones” buscan superarlo.
En el caso peruano incluso se están preparando estudios sobre esas transiciones posibles para sectores como petróleo, minería o agricultura, bajo una iniciativa de la red peruana por una globalización con equidad (RedGE). De esta manera, la reflexión en Perú está tomando ventaja y es seguida posiblemente por el caso ecuatoriano; un poco más lentamente se está retomando el debate en Bolivia, y debemos confesar que muchos más atrás se encuentran Brasil o Colombia.
Las transiciones no esperan que el desarrollo sea una consecuencia espontánea del mercado o de la pareja exportaciones – inversiones. Apuestan a esquemas donde tanto el mercado como el Estado están bajo regulación social. Son opciones que desacoplan el crecimiento económico, y los énfasis se colocan en el bienestar de las personas y la protección de la naturaleza antes que en los indicadores de exportaciones. La reflexión ya se ha iniciado en varios países, por lo tanto, el siguiente desafío está en que estas alertas sean escuchadas en otros sitios, incluida Bolivia.
Una versión abreviada de estas notas se publicaron como artículos de opinión en Los Tiempos (Cochabamba, Bolivia – ver…) y La Primera (Lima, Perú).
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