MINI BALANCE 2013 EN URUGUAY: RETORNA LA CIUDADANIA
Un repaso de los acontecimientos del 2013 en Uruguay: ese fue el tema que me solicitaron del semanario Voces, en Montevideo, para su último número del año. Algo así como un mini balance que, en mi caso, debe estar enfocado en temas de ambiente y desarrollo. Les comparto el resultado de esa tarea.
Comienzo por señalar que se destacan varios hechos sobre la pareja ambiente y desarrollo. El más importante fue el destape de los serios problemas en la calidad del agua en la cuenca del Río Santa Lucía, y sus efectos en el agua potable montevideana. Aunque toda la cadena de gestión ambiental estaba fallando, desde el control de agroquímicos a cargo del MGAP a la información pública por OSE, sólo se alcanzó el debate público gracias a la prensa. No es un colapso circunstancial, sino que se rastrea por lo menos al anterior gobierno, ya que en aquel tiempo (con una DINAMA bajo Alicia Torres, y un ministerio con Mariano Arana), fue cuando se acordó el plan de gestión para el Río Santa Lucía (que parecería no se cumplió).
Otros problemas, tales como los residuos en las ciudades, las desprolijidades en los permisos ambientales de la regasificadora, o las enormes presiones para acordar con la minera Aratirí, confirman el deterioro de las políticas ambientales. Esto no se oculta; el propio presidente quiere desmantelar a la DINAMA y no dialoga con la sociedad civil.
Este raro capitalismo promovido por el entorno presidencial, que tiene una retórica a veces radical pero en la práctica se alinea con los actores empresariales, llega a innovaciones que son un sueño para cualquier ejecutivo. La más reciente es prometer devolver a las empresas los dineros que gastaron en los estudios ambientales en caso que sus proyectos no fuesen aprobados.
El discurso de algunos líderes frentistas parece haber cambiado; por ejemplo Mónica Xavier («presidenta» del Frente Amplio, la coalición de izquierda, e integrante del Partido Socialista), comenzó a intercalar referencias a la protección del ambiente. ¿Esto refleja un verdadero cambio político? Es muy dudoso que así sea, porque si el progresismo hubiese realmente asumido la gestión ambiental hubiera realizado cambios en varios despachos, intentaría otro tipo de gestión ambiental, y dialogaría con la sociedad civil. También hay que preguntarse si una administración que no logra resolver cuestiones urgentes como la educación, podría renovar en materia ambiental.
Entre los políticos de la oposición surgen reclamos ambientales, controles sobre inversiones y hasta nacionalizaciones (a veces con una retórica que antes era de la izquierda). ¿Todo esto refleja otro tipo de cambio político? Es difícil responder a estar duda, porque hay quienes genuinamente trabajan en ese sentido, pero otros siguen atados a ideas muy conservadoras.
Entretanto es en la sociedad civil donde se encuentran las novedades más significativas del año: demandas de plebiscitos municipales, marchas ciudadanas y la recolección de firmas para una reforma constitucional que impida la megaminería. Estos son los cambios políticos más llamativos, y su influencia alcanzará el tramo final del mandato de Mujica (y seguramente persistirá sobre la próxima administración). La presión no caerá, y si la megaminería se inicia pesa a todos, como se harán palpables sus impactos impactos sociales y ambientales, la conflictividad escalará.
Publicado en el semanrio Voces, Montevideo, 12 diciembre 2013 (más aquí…).